Es famoso el caso del blogger Alvy, escritor del blog Microsiervos (www.microsiervos.com), que denunció su experiencia con la tienda Ikea, la cual anunciaba la posibilidad de abrir una segunda caja si había más de tres clientes haciendo cola para pagar.
Esta vivencia personal de Alvy recorrió toda la red e incluso llegó a posicionarse por encima de la propia web de Ikea en el buscador de Google. Hoy en día si introduces Ikea en Google, el post de Alvy (Ikea: Como miente a los clientes) aparece en cuarta posición.
También fue famoso el caso de Kryptonite, un fabricante de candados para bicicletas. Un usuario publicó en su blog que los candado de alta seguridad que comerciaba dicha empresa se podían abrir fácilmente con un boli bic. La primera reacción de la empresa fue negar la evidencia, remarcando que sus candados eran muy seguro y fiables.
Al poco tiempo apareció en la red un vídeo dónde se demostraba, boli bic en mano, la apertura de uno de los candados de la empresa.
Cuando la noticia cobró repercusión mediática y fue publicada en los grandes periódicos norteamericanos como el New York Times, la empresa decidió reconocer el fallo de sus candados y procedió a reemplazar aquellos que estaban defectuosos, realizando una inversión de 10 millones de dólares. A pesar de esto la imagen pública de la empresa quedó seriamente dañada al no reconocer sus propios fallos, hacer caso omiso de sus clientes y tratarlos como mentirosos.
También las opiniones o rumores que muchos usuarios difunden en sus blogs o páginas web pueden hacer tambalear las estructuras internas de muchas empresas. Por ejemplo, son conocidos los casos de portales tecnológicos de internet que suelen hacerse eso de los muchos rumores que pueblan la red y que en algunos casos llegan a ellos a través de empleados de la propia empresa.
Es famoso el caso de Engadget, que se hizo eco de un falso rumor en el que informaba que el iPhone, el revolucionario teléfono de Apple, iba a ser retrasado hasta octubre. Consecuencia: las acciones de Apple cayeron vertiginosamente.
En esta ocasión la empresa no tomó acciones legales, pero en muchos otros casos el tema ha acabado en los tribunales, con indemnizaciones y el cierre de dichos blogs.